domingo, 23 de noviembre de 2008

Cuando la vida cambia...

Hace un tiempo cambié mi lugar de residencia a la hermosa ciudad de Guadalajara. Creo que no había tenido el espacio de meditar sobre el impacto de este cambio y sus consecuencias en mi vida. Tal vez, aún cuando fue una transición radical, no era necesario pensarlo tanto. Simplemente tomé el riesgo y aquí estoy, viviendo la aventura.
¿Acaso no somos un cúmulo de cambios a cada instante?... De pronto mientras somos niños y vamos creciendo, nos damos cuenta de un instante para otro que nuestro cuerpo cambia, que la voz se engrosa, que nuestra mente, nuestra conciencia y nuestros sentimientos son diferentes según las circunstancias que nos van tocando vivir...
Lo cierto es que no siempre nos damos cuenta de los cambios... No siempre hacemos conciencia de las repercusiones que nuestros actos tendrán en nuestra historia, o en la historia de otros; de aquellos que nos rodean.
Hoy, ante este cambio, valoro muchas cosas que habían pasado ante mis ojos como simples sombras, hoy valoro la sopa de fideos de mamá más que nunca, valoro los rostros y las sonrisas de mis amigos al verme a la cara, valoro y extraño los colores y los objetos de mi habitación, acomodados acorde a mi gusto y personalidad.
Hoy, ante este reto, ante las adaptaciones que la vida nos exige, sólo sé que estoy feliz... Que he tenido que adaptarme a muchas cosas, es cierto; a un ambiente un poco más ruidoso al que estaba acostumbrado, al transporte, a las pocas monedas en mi cartera o a la poca comida que en días malos no puedo obtener, a la vida misma que me toca vivir justo ahora...
Pero soy feliz; soy más feliz que antes, porque vine persiguiendo un sueño, porque vine a experimentar la aventura de haber cambiado radicalmente mi vida, lejos de mi familia, lejos de los amigos, para aprender a valorar mi propio ser, mi propia existencia con la ayuda de mi nueva familia, y mis nuevos amigos, aquellos que como todo cambio, uno simplemente va escogiendo porque entran de manera profunda en lo más profundo del corazón...
Gracias a todas las personas que han contribuido, de alguna u otra forma, a transformar mi vida, aportando su granito de arena para hacer de mí quien soy ahora...
Gracias Angel por ser parte de mi familia ahora, gracias Miki por ser el mejor de los amigos, gracias Oscar, Lili, Jess, Jen, Lolita, Elvia, Victor, Naty, Jessi, y todas las almas que han cruzado mi camino para compartir lo mejor que tenemos... Nuestra propia vida.

jueves, 13 de noviembre de 2008

La vida es una pasarela...

¿No nos ha pasado en alguna ocasión que nos pasamos el tiempo preparándonos para un evento importante y cuando ese momento por fin llega, simplemente se vuelve un completo fracaso?
¿Cuántas veces nos hemos perdido en el proceso sin disfrutar cada momento de la vida? ¿cuántas veces nos hemos caido en nuestra propia pasarela ante la mirada atónita de los que nos rodean? ¿será que ante la vergüenza simplemente nos hacemos miniatura?
Momentos difíciles en la vida se presentan todos los días, como si el destino jugara con nosotros a ponernos pruebas y retos cada vez más difíciles... Cada uno de esos retos es como una pasarela: nos pasamos preparándonos para el gran momento y nos perdemos los aprendizajes que cada instante de la preparación se nos proporciona...
¿No sería mejor cambiar de actitud ante el qué dirán o ante cómo nos verán los demás si triunfamos o fracasamos en cada pasarela?
Creo que sí, creo que siempre es mejor dejar de sentir vergüenza de nosotros mismos y aprender a valorar el aprendizaje que la vida nos proporciona... ¿no creen?
Porque cuando las personas en la vida se caen... Simplemente se levantan y siguen caminando... (¿No sucede acaso lo mismo con las modelos en la pasarela?)

lunes, 10 de noviembre de 2008

Like Carrie Bradshaw

Es sorprendente cómo un programa de televisión puede moverte a hacer algo... Hoy, solo al ver un capítulo de mi serie favorita Sex and the City, recordé la cantidad de historias que puedo contar a través de este espacio y, a semejanza de Carrie Bradshaw, reflexionar sobre la cotidianidad de la vida que nos rodea...

Mi amigo Miguel me había animado a escribir un blog hace tiempo, pero fue hasta estos días cuando tomé la determinación de que era tiempo de escribir algo que pasara a la posteridad de mi libro personal, aquel libro que todos tenemos llamado vida y que está lleno de detalles ansiosos de ser compartidos aún con aquellos que no nos conocen...

Hoy sé que todos en algún momento de nuestras vidas tenemos algo de estas cuatro mujeres ficticias sin importar si se es hombre o mujer... Alguna vez hemos sido tan inocentes como Charlotte York o tan prejuiciosos y cuadrados como Miranda Hobbes... Dada mi personalidad, soy mucho más parecido a la desinhibida Samantha Jones, honor que me hace llevar ese apellido ficticio en este blog, pero en este instante estoy dejando sacar al Bradshaw que llevo dentro para dar vuelo a la imaginación, a la tinta, al papel o a los dedos dentro de un teclado que simplemente desean plasmar su aportación en este mundo cibernético.

Para todos ustedes, los que me conocen y los que no este espacio está dedicado a todo lo que nos mueve de cierta manera en la vida y que, de alguna u otra forma, le imprime ese sello personal a nuestra existencia donde cada uno de nosotros es único e irrepetible...

Así que desde ahora y en adelante, nos veremos en esta columna personal donde cada uno es libre de ser quien es y brillar por los propios talentos que la vida nos ha dado.

Gracias Ángel por regalarme tardes de ocio y diversión al haber comprado la serie que me ha inspirado a estar aquí... Gracias a Miki, Lili y Jess, por ser aquella Miranda, Carrie y Charlotte que le han dado saborcito a mi vida... Este es el primer tributo a toda la maravillosa amistad que nos une...