Hace un tiempo cambié mi lugar de residencia a la hermosa ciudad de Guadalajara. Creo que no había tenido el espacio de meditar sobre el impacto de este cambio y sus consecuencias en mi vida. Tal vez, aún cuando fue una transición radical, no era necesario pensarlo tanto. Simplemente tomé el riesgo y aquí estoy, viviendo la aventura.
¿Acaso no somos un cúmulo de cambios a cada instante?... De pronto mientras somos niños y vamos creciendo, nos damos cuenta de un instante para otro que nuestro cuerpo cambia, que la voz se engrosa, que nuestra mente, nuestra conciencia y nuestros sentimientos son diferentes según las circunstancias que nos van tocando vivir...
Lo cierto es que no siempre nos damos cuenta de los cambios... No siempre hacemos conciencia de las repercusiones que nuestros actos tendrán en nuestra historia, o en la historia de otros; de aquellos que nos rodean.
Hoy, ante este cambio, valoro muchas cosas que habían pasado ante mis ojos como simples sombras, hoy valoro la sopa de fideos de mamá más que nunca, valoro los rostros y las sonrisas de mis amigos al verme a la cara, valoro y extraño los colores y los objetos de mi habitación, acomodados acorde a mi gusto y personalidad.
Hoy, ante este reto, ante las adaptaciones que la vida nos exige, sólo sé que estoy feliz... Que he tenido que adaptarme a muchas cosas, es cierto; a un ambiente un poco más ruidoso al que estaba acostumbrado, al transporte, a las pocas monedas en mi cartera o a la poca comida que en días malos no puedo obtener, a la vida misma que me toca vivir justo ahora...
Pero soy feliz; soy más feliz que antes, porque vine persiguiendo un sueño, porque vine a experimentar la aventura de haber cambiado radicalmente mi vida, lejos de mi familia, lejos de los amigos, para aprender a valorar mi propio ser, mi propia existencia con la ayuda de mi nueva familia, y mis nuevos amigos, aquellos que como todo cambio, uno simplemente va escogiendo porque entran de manera profunda en lo más profundo del corazón...
Gracias a todas las personas que han contribuido, de alguna u otra forma, a transformar mi vida, aportando su granito de arena para hacer de mí quien soy ahora...
Gracias Angel por ser parte de mi familia ahora, gracias Miki por ser el mejor de los amigos, gracias Oscar, Lili, Jess, Jen, Lolita, Elvia, Victor, Naty, Jessi, y todas las almas que han cruzado mi camino para compartir lo mejor que tenemos... Nuestra propia vida.